La solidaridad está conceptualmente conjugada sobre un único atributo o pertenencia colectivo que funciona como enlace único: el gremio , la nacionalidad, la feligresía, el partido o hasta el color de piel. Incluso en el mejor de los casos que podría ser "la especie humana", la solidaridad se opone a la diversidad, que la diluye y erosiona. Mientras un único interés en común cohesiona, todo el resto de intereses individuales antagoniza.
La cooperación, a diferencia de la solidaridad, no se cementa en un atributo compartido y pernamente sino en intereses que varían no solo en función del individuo sino tambien en función del tiempo y el contexto para un mismo individuo. Los individuos que se asocian para cooperar no necesitan compartir los mismos intereses o atributos sino que estos intereses resulten sinérgicos y complementarios en un punto del espacio y el tiempo. La diversidad es la gran amiga de la cooperación, la nutre, la fortalece y la mantiene siempre fresca.
El único punto de contacto de la solidaridad con el interés de cada individuo es el que hace al atributo compartido. como adhesivo social es débil, seco y rígido.
La cooperación en cambio enlaza en forma perfecta los intereses individuales en infinitas combinaciones y variantes que se adaptan continuamente en el devenir. Como adhesivo social la cooperación es flexible y adaptable y por esta razón nunca se reseca ni se debilita.
La solidaridad requiere de la imposición para atenuar los efectos erosionantes de la diversidad. Su medio es la uniformidad impuesta y el autoritarismo . La imposición puede provenir del gobierno, de la religión o de la misma sociedad civil en forma de "corrección política" o moralina sin fundamento.
La cooperación, por el contrario, florece con la libertad, se nutre de la diversidad y se marchita con la imposición. Su ambiente es la libertad y sus instrumentos son la libre asociación, la libre expresión, la libre circulación y el libre comercio.
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